Maravillosa pieza de la Sagrada Familia y Reyes Magos con circonita

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Maravillosa medalla de la Sagrada Familia y los 3 reyes magos visitando al Niño Dios cuyas medidas son  5,5 x 4,5 cm. Los detalles de la orfebrería, el punto de luz que da la circonita y sus pinturas, hacen de esta joya una de colección. 
Sobre la Sagrada Familia 

Luz de esperanza para las familias de hoy

La fiesta de la Sagrada Familia, que se celebra dentro de la Octava de Navidad, es una invitación a profundizar en el sentido del amor familiar, para luego examinar la propia situación del hogar y buscar los medios adecuados para que cada integrante, papá, mamá e hijos, se asemeje cada vez más a las personas que integran la ‘Familia de Nazaret’. En muchos casos hay ausencias o carencias dentro de una familia, pero eso no quiere decir que la Sagrada Familia deje de ser fuente de inspiración y modelo de amor. Todos estamos o venimos de una familia.

Hay peligros que hoy acechan a la familia como institución humana querida por Dios. Se debe estar alerta. La vida familiar no puede reducirse a los problemas, las dificultades, los desencuentros. Estas cosas suelen brotar a causa de nuestras fragilidades e imperfecciones, que deben ser tomadas como lo que son: asuntos que pueden ser vencidos con amor, comprensión y perdón. Para ello siempre debemos contar con la gracia de Dios.

“Estad vigilantes” (Mc 13, 33ss)

Las dificultades mal asumidas, no enfrentadas o resueltas, ensombrecen los valores trascendentes; y se presenta el riesgo de olvidar lo fundamental. ¡Cambiemos de dirección! Tengamos presente que la familia es signo del ‘diálogo’ entre Dios y el hombre y, que por lo tanto, sus miembros -padres e hijos- deben estar abiertos siempre al encuentro con quien sostiene la vida familiar: Dios. Esa apertura debe vivirse también con la Palabra de Dios y con lo que enseña la Iglesia con respecto al matrimonio y la familia. Se trata de saber escuchar al otro, y respetar su libertad. No se puede prescindir jamás de la oración familiar, porque esta sella y fortalece el vínculo entre los miembros.

San Juan Pablo II -el gran promotor de las Jornadas Mundiales de la Familia- recomendaba mucho el rezo del Santo Rosario en familia, y repetía constantemente una frase que debe ser lema para todos y meta a la vez: “Familia que reza unida, permanece unida”.

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Sobre Los Reyes Magos 

Epifanía es la segunda festividad más antigua

La Epifanía es una de las celebraciones más antiguas de la Iglesia Católica, sólo superada por la Pascua. Sus orígenes festivos provienen de Oriente, de donde fueron incorporados a Occidente en el siglo IV.

De acuerdo a ciertas fuentes históricas, en un principio los cristianos conmemoraban las tres Epifanías en una misma fecha. En la Iglesia Oriental, por su parte, la festividad incluía el nacimiento de Cristo. Sin embargo, con el paso del tiempo, la “carga” celebrativa de la Epifanía fue aminorando, especialmente tras la cristianización del imperio romano en el siglo IV, cuando la Navidad pasó a ser celebrada el 25 de diciembre.

En la Edad Media la Epifanía fue identificándose cada vez más con la fiesta de los Reyes Magos hasta adquirir el sentido que posee actualmente. La Iglesia Católica sigue celebrando las tres epifanías, pero hoy lo hace en diferentes tiempos del calendario litúrgico.

Un santo definió la fecha

Hay consenso en que la Epifanía se fijó el 6 de enero debido a que en este día se conmemoraba el nacimiento de Aión, dios patrono de la metrópoli de Alejandría. Asimismo, esa fiesta pagana coincidía con las celebraciones del solsticio de invierno en Egipto. Como ha sucedido generalmente a inicios de la cristiandad, importantes fiestas paganas fueron reemplazadas por efemérides cristianas. Ese parece ser el caso de la Epifanía.

En el siglo IV, San Eusebio de Cesarea (ca. 263-339) y San Jerónimo de Estridón (342-420) en el siglo IV, coincidían con San Epifanio (ca. 310-403) en la dificultad de determinar una fecha precisa para la llegada de los Reyes Magos a Belén, y se limitaron a señalar un rango temporal probable, antes de que Jesús cumpliese los dos años.

Sin embargo, San Agustín de Hipona (354-430), en sus sermones sobre la Epifanía, sostiene que los Magos llegaron el día decimotercero después del nacimiento del Señor. Es decir, el 6 de enero de acuerdo al calendario actual.

Reyes, magos o sabios

San Mateo, el único que relata la llegada de los Reyes Magos en la Escritura, menciona su origen: “Vinieron de Oriente”. “Oriente”, para los judíos, era un término que aludía a los territorios de Arabia, Persia o Caldea. Por otro lado, el término “mago” no tenía la acepción que hoy le damos.

“Mago” en lengua persa significaba “sacerdote”, y justamente los “magos” (magoi en griego) componían la casta de sacerdotes babilónicos. Los magos a los que alude el evangelista no habían accedido a la revelación divina como los judíos, y probablemente cultivaban un saber tradicional en el que se mezclaban elementos que hoy quizás llamaríamos “científicos”, como la observación y cálculo de los movimientos de los astros. En consecuencia, el “mago” era una figura más cercana al “sabio” de la antigüedad oriental. El deseo por el conocimiento fue el movió a los magos a entrar en contacto con la tradición mesiánica del pueblo judío y el anhelo de conocer a Dios.

Fue esa misma tradición la que llamó “reyes” a los sabios o magos, tal y como está registrado en el Salmo 72, 10-11, que proclama: “Los reyes de Occidente y de las islas le pagarán tributo. Los reyes de Arabia y de Etiopía le ofrecerán regalos. Ante él se postrarán todos los reyes y le servirán todas las naciones”.

 Pudieron ser más de tres

San León Magno y San Máximo de Turín, en los siglos IV y V respectivamente, hablan de “tres magos”, muy probablemente en referencia a los tres regalos que describe el evangelista. No obstante, hay representaciones pictóricas de los primeros siglos de la era cristiana en las que aparecen dos, cuatro, seis y hasta ocho magos. Con todo, en el fresco más antiguo que representa la escena de la adoración de los magos aparecen solo tres. Dicho fresco data del siglo II y está ubicado en uno de los arcos de la Capilla Griega de las catacumbas romanas de Priscila.

Los Reyes Magos habrían accedido a las profecías sobre el nacimiento de un mesías, rey de los judíos, a través de la comunidad judía de Babilonia. Estos relatos, que habrían mencionado la aparición de una estrella como signo del advenimiento de un rey muy poderoso, los habrían animado a la observación y seguimiento de la estrella de Belén. Es posible que los magos se sintieran especialmente motivados para emprender el viaje y conocer a dicho rey porque su venida marcaría el inicio de una nueva era.

En su libro Jesús de Nazaret, el Papa Benedicto XVI afirma: “Sabemos por (los historiadores romanos) Tácito y Suetonio que la especulación abundaba en el momento en que el gobernante del mundo emergería de Judá, una expectativa que [el historiador judío] Flavio Josefo aplicó a [el emperador romano] Vespasiano, por lo que encontró su camino hacia el favor de este último (cf. De Bello Judaico III, 399-408)”.

Sus nombres, fisonomías y regalos

Los nombres de los Magos no aparecen en las Sagradas Escrituras, pero la tradición les ha asignado algunos. En un manuscrito encontrado en París que data de fines del siglo VII se les llama “Bitisarea”, “Melchor” y “Gataspa”, pero a partir del siglo IX ya estaba bastante difundida la idea de que sus nombres fueron Gaspar, Melchor y Baltazar.

Melchor es graficado generalmente como un anciano barbado de piel blanca, como los hombres típicos de la Europa caucásica, y es él quien ofrece al Niño Dios oro, como reconocimiento a su realeza. Gaspar, por su parte, representa al habitante de Asia, y es él quien porta el incienso, en honor a la divinidad de Jesús. Mientras que Baltazar representa a los hombres provenientes de África, cuya piel es negra. Es este quien regaló mirra al Salvador, un perfume que se utilizaba para embalsamar cadáveres y que alude a la humanidad del Señor.

La manera como han sido habitualmente representados los tres reyes magos hace referencia a las etapas de la vida del ser humano: juventud (Gaspar), madurez (Baltazar) y vejez (Melchor).

 La estrella habría sido una conjunción de planetas

Sobre la estrella de Belén cuyo trayecto siguieron los Reyes Magos se han elaborado varias hipótesis. Antes se decía que fue un cometa, pero estudios astronómicos sugieren que la “estrella”, dados los testimonios sobre su poder luminoso, pudo ser la conjunción de los planetas Saturno y Júpiter, en la constelación de Piscis. En este sentido, los Reyes Magos posiblemente deciden viajar en busca del Mesías porque, en la antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo; la constelación de Piscis, como el signo del final de los tiempos; y el planeta Saturno en Oriente, como la estrella de Palestina.

En suma, se presume que los sabios de Oriente entendieron que el “Señor del final de los tiempos” se aparecería ese año en Palestina. Por eso llegaron a Jerusalén, al palacio de Herodes, y preguntaron por “el rey de los judíos”.

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